"Batiburrillo filosófico" by The Korinthian

Seguimos con los amigos que el Expocomic me trajo de manera oficial a finales del 2010. En este caso se trata de The Korinthian, al que podéis encontrar en El libro del Destino con reseñas de cómics, dibujos, viajes, libros, etc.

Gran amante y coleccionista de dibujos, commissions y originales relacionados con el mundo del cómic, aparte de seguir a docenas de artistas y adquirir sus trabajos, Korinthian también tiene por sí mismo una vena artística que le permite hacer grandes cosas como esta recreación de una viñeta de la Hulka de Byrne que me regaló el año pasado:

¡Muchas gracias!

Y aquí el original para que comparéis de primera mano el espectacular trabajo que hizo

Como podéis ver, un chico muy completo que se atreve con todo y que para este aniversario nos regala una buena reflexión filosófica, ¿os la vais a perder?

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A menudo me pregunto qué nos motiva a seguir en una determinada dirección,  a elegir a determinadas personas o cosas y a descartar otras… ¿Es aquello que amamos realmente lo que nos termina matando? ¿O “matamos a lo que amamos” como afirmó Hitchcok? ¿Solo nos hace sufrir aquello que de verdad nos importa?
Deseo, amor, odio, pasión y muerte…Todo está relacionado al fin y al cabo, y nunca se puede verbalizar correctamente algo que es tan íntimo y que conforma gran parte de las vivencias, los recuerdos y las esperanzas de nuestra propia vida…

Sobre nuestra autodenominada y sobrevalorada capacidad de elección tal vez pesen demasiado los condicionamientos. Aunque claro, es mucho más bonito pensar que somos dueños de nuestra vida realmente, y que las decisiones que tomamos son independientes y bien fundadas…

Dice Jason Aaron en una de sus más conocidas y apreciadas obras que “El truco está en encontrar la libertad que hay en nuestro interior. En no querer nunca más de lo que te han dado. En hacer de tu prisión un lugar tan grande como el puñetero mundo…”

Sin embargo, y aun estando de acuerdo en la segunda parte de la frase, fue el deseo de superación del ser humano el que le hizo levantarse del fango y desarrollar todas sus más hermosas capacidades al máximo, hasta llevarle a las estrellas y más allá.
Por encima de todos sus logros, por encima de todas las cosas que ha sido capaz de crear y/o descubrir… la mayor virtud del Hombre diría que es la de ser consciente del mundo: Ser capaz de vertebrar su propia vida con la de sus semejantes. Ver el Universo por primera vez y que este se contemple a sí mismo extasiado.

Ese deseo de superación abrió el camino a incontables generaciones posteriores, permitiéndolas ampliar sus horizontes y sus posibilidades de mejorar. Claro que con las posibilidades abiertas, uno puede caer fácilmente en la irracionalidad, la pereza y por qué no decirlo, “el lado oscuro”. El Ying y el Yang siempre de la mano…

El epítome de racionalidad bien podría reflejarse en el Holmesianismo exacerbado de la tan glorificada racionalidad, a la que (yo me incluyo) tanto apreciamos los “solucionadores de los problemas del mundo” en demasiadas ocasiones. Pero se nos suele olvidar que la razón no es nada si no va acompañada de la compasión. La polaridad de la sociedad actual con los dos extremos de racionalidad y hedonismo no es más que otro reflejo de la dificultad para encontrar nuestro lugar en el mundo.

Scott Card escribió sobre esta cuestión que: “Nadie es racional (…) Todos actuamos porque estamos convencidos de lo que queremos, y creemos que con las acciones que ejecutamos lo obtendremos. Pero nunca sabemos nada con total seguridad, así que todos nuestros razonamientos son invenciones para justificar lo que íbamos a hacer de todas formas antes de pensar en ninguna razón”.

Así que…si actuamos y después explicamos, volvemos al círculo inicial de las motivaciones, los caminos y las tendencias…y…Bueno, en fin. Esto es un batiburrillo de ideas filosóficas escritas a altas horas de la madrugada como bien decía el título, así que… ¿qué esperabais? :)