Caylus

Tras mucho tiempo avisando sobre el nacimiento de esta sección, por fin puedo daros la buena nueva:

¡La sección de reseñas de juegos de mesa queda inaugurada!

Y para comenzar con este día de celebración, os voy a hablar sobre el último juego de mesa al que he jugado, que además, fue mi primera vez con él. Se trata del muchas veces premiado Caylus.

El pasado viernes, pudimos disfrutar de una jornada nocturna de juegos de mesa donde la guinda del pastel fue este juego que sin adelantar mucho, ya puedo deciros que es un uno de los grandes.

El trasfondo del juego se ambienta en el año 1289, cuando el Rey Felipe el Justo decidió fortalecer las fronteras del Reino de Francia construyendo un nuevo castillo en el pequeño pueblo de Caylus.
Debido a este evento, numerosos constructores acuden para poner en práctica sus conocimientos y de esta manera, conseguir ser el mejor constructor para obtener el favor real.

Pues bien, cada jugador (hasta 5) toma el papel de un constructor que deberá conseguir dinero y materiales (madera, comida, tela, piedra y oro) para llevar a cabo las distintas construcciones en el pueblo (cuadrados sin dibujos del tablero), que reportan tanto puntos de victoria directos, como puntos de victoria indirectos al usar tus rivales las construcciones que son de tu propiedad.


Por otro lado, está la construcción del castillo (esquina izquierda superior), que además de proporcionar un buen número de puntos de victoria, te permite ganar favores reales (esquina derecha superior) para conseguir dinero, puntos de victoria, materiales o construcciones más baratas.

La dinámica del juego consiste en rondas donde todos los jugadores participan por turnos según el orden que haya en ese momento (existe una casilla para alterarlo) para colocar a sus obreros en las distintas casillas que reportan materiales o dinero, permiten construir o te permiten controlar diferentes aspectos del juego (orden de los jugadores, edificaciones activas, duración del juego, etc.).
De esta manera, en cada ronda un jugador colocará hasta un máximo de 6 obreros que podrán realizar diversas acciones que influirán en su beneficio o perjudicarán a algunos de sus oponentes. Es más, el juego invita a practicar alianzas y traiciones que en mi opinión, siempre aportan un toque de humor muy recomendable.


La duración del juego es variable, aunque por la partida que jugamos el otro día, yo diría que la media debe estar entorno a las dos horas.

Además, es importante tener en cuenta que el juego no tiene demasiado factor suerte, por lo que prima la estrategia, aspecto que me encanta. Esto es bueno cuando los jugadores tienen más o menos el mismo nivel, aunque si uno sabe jugar y el resto no (como nos pasó el otro día), es bastante evidente saber quien va a ganar :P

El vencedor del juego es el jugador que tras los 3 recuentos tiene más puntos de victoria, es decir, sigue un poco el estilo del Alhambra en ese sentido, por lo que empezar mal no significa que no optes a la victoria final y viceversa.

Resumiendo: un juego muy recomendable para todos los amantes de los juegos de estrategia que ha sido reconocido por varios premios internacionales, y que muchos jugadores consideraban el mejor de la temática hasta que apareció Agrícola, que en ciertos aspectos de la dinámica del juego toma a Caylus como referencia.

Lo mejor:

• Recomendable para todo tipo de jugadores, ya que aunque a primera vista parece complicado, en realidad es un juego con una dinámica sencilla.
• El tablero y la gran cantidad de fichas que tiene lo hacen muy llamativo.
• El factor aleatorio apenas existe.

Lo peor:

• Al ser un juego muy estratégico, beneficia a los jugadores experimentados.
• Si los jugadores se lo plantean la partida puede hacerse bastante larga.
  

Y para terminar, os dejo con la edición de coleccionista que sacaron en la pasada Convención Internacional de Juegos de Mesa de Essen (Alemania) que podéis ver aquí, y además, este tablero que he encontrado por Internet que al parecer se ha hecho alguien con sus propias manos. Sencillamente increible...